Las personas cuentan con dos sistemas para reunir o sintetizar la información
que recibe de su entorno. El primero se ocupa de los rasgos universales la
sociedad, el mundo y la Ecología; el segundo consiste en la manera de solucionar los
problemas de forma consciente y que permite apreciar muchos de los cambios
sutiles de ambiente. Enfocado en esto, los sistemas educativos pueden solventar
la brecha que existe entre la predisposición cognitiva innata de los Alumnos y
los objetivos de la institución educativa o los tutores responsables de los
infantes.
Desde el nacimiento, los bebés poseen una predisposición a atender de
manera más eficaz a los estímulos visuales simples, con semejanzas al rostro
humano. Estos rasgos físicos captan su atención, lo cual desarrolla más
fácilmente el Vínculo materno y
paterno filial. Estos elementos resultan de crucial importancia para la
supervivencia y a lo largo de miles de generaciones se mantienen inalterados y
son un punto de anclaje para la Cognición humana; pues se encargan de mantener
expectantes a los niños hacia los aspectos predecibles de la vida y permiten
sintetizar y procesar la información de manera automática. Los humanos
necesitan enfrentarse a los cambios repentinos del medio (Cuando las
perspectivas reproductivas o de supervivencia del individuo corren peligro) de
maneras creativas, es entonces cuando el sistema automático puede transformarse
en un obstáculo y el individuo se ve obligado a resolver estas problemáticas de
manera consciente.